SINE-LABE... Una manera de vivir y sentir la Semana Santa.

domingo, 18 de junio de 2017

No desvirtuemos. Por Sr. Don Pópulo.

Reflexiones de un cofrade

   Gracias a Dios, la Semana Santa de este 2017 en Sevilla se ha caracterizado por una climatología maravillosa, que ha permitido, a propios y extraños, a ciudadanos y turistas, disfrutar de todo el esplendor de nuestra semana grande, admirar como se merecen las procesiones por nuestra ciudad de Sevilla.

   Quitando este apunte, que merecía la pena celebrarse, por una vez y para variar, debo matizar que, de un tiempo a esta parte, he empezado a preguntarme hacia dónde se está encaminando el sevillano en relación con su semana grande.

   Parece que nuestras salidas de cada día están perdiendo el respeto a las imágenes que veneramos y están derivando en un simple postureo. Buscamos ante todo poder comentar en el grupo de whatsapp de rigor cuántas procesiones hemos visto, subir el mayor número posible de fotografías —incluyendo selfies—… Todo ello, sin faltar la copa con los amigos «de sevillanas maneras», tal como decían los humoristas en aquel vídeo. Como si se tratara de una competición. Como si todo eso tuviera más importancia que contemplar las propias procesiones y acompañarlas, respetar a las hermandades y sus titulares.

   Un ejemplo de esta total falta de respeto lo viví en carne propia este Domingo de Ramos, viendo una cofradía en la Plaza de Molviedro. Después de entrar el Misterio, la plaza se vació y apenas quedamos la mitad de los presentes. Parecía que todos aquellos que habían disfrutado del flamenqueo y lo movido del paso, no tenían ya interés, ni ganas, de respetar a Nuestra Madre, que cierra los cortejos de forma maravillosa.

   En conclusión, si no queremos que nuestra semana grande se desvirtúe, convirtiéndose en algo que no es, demostrando una falta total de fe en nuestras imágenes y queriendo sólo aparentar, debemos reflexionar sobre el camino estamos tomando.

He dicho.

jueves, 8 de junio de 2017

El mundo se volvió a llenar de Rocío

   Muchas son las personas que año tras año al ver recogerse el último palio de su Semana Santa cuentan los días que quedan para Pentecostés. Comienzan entonces a tener a punto los preparativos para acompañar con sus carretas perfectamente engalanadas a sus hermandades. Revisan los tractores, acicalan los animales, y las casas comienzan a llenarse una vez más de volantes y sombreros de ala ancha.

   Y todos con la mente pensando en una misma semana. Todos pensando en una misma madrugada, todos con un mismo sentimiento, el de transmitirle a la Blanca Paloma todas sus plegarias, esas que llevan tanto tiempo guardadas y que ahora pueden poner a sus plantas, ya sea en la ermita cuando está en su templete, cuando la ven pasar por delante ese bendito Lunes de Pentecostés, o cuando la Virgen pasa por delante de sus casas. Siempre es un buen momento para mirarla y dejar libre la mente.

   Rondaba las 3:30 am cuando comenzó un año más la salida de la Virgen del Rocío. Escasos minutos antes de esa hora entraba el Simpecado de la Hermandad Matriz en la ermita marismeña y entonces sus hijos, no pudieron esperar más para realizar un año más ese tradicional "salto de la reja". Dos crespones negros eran colocado este año sobre los primeros varales del costero derecho de la Virgen. Tras respetar como cada año la colocación de estos lazos, los almonteños se dispusieron a sacar con la devoción que ellos saben hacerlo a la Madre de todos los rocieros, a la Virgen del Mundo.

Virgen del Rocío poco después de la salida de la ermita
Fotografía: Alberto Díaz

   Una salida muy rápida y limpia de su ermita antecedía lo que sería una noche de emociones y de sueños cumplidos. En el recuerdo tantos momentos, tantas vivencias, tantas personas que lo vivieron y que, por desgracia, ya no están... Aunque ya no estén, todos los que en esa aldea se encontraban las vieron reflejadas en la mirada de la Pastora.

   Y a la luz del día se despertó no solo la mañana sino que la Luz de Pentecostés, como bien define estos días una de nuestras queridas hermandades sevillanas, iluminó todas esas almas que siempre guarda la Virgen. Llegó entonces a la Hermandad del Rocío de Sevilla poco después de haber pasado por Triana y habiendo dejado atrás hace varias horas al Rocío de la Macarena. Allí numerosos hermanos y fieles devotos esperaban a la Virgen para presentarles sus rezos. Con el sentimiento de que siempre es poco el tiempo que se queda con nosotros, los portadores la llevaron a que continuara bendiciendo a tantos hijos que anhelaban su llegada.

Imagen: Huelvaya.es

   Experiencia que año tras año viven varios de nuestros contertulios y a los que les deseamos que la vuelta la hayan realizado lo mejor posible. Esperamos que el año que viene la Virgen del Rocío y la alegría del Divino Pastorcito hagan que podamos volver a disfrutar de esta romería que hace salta tantos corazones que vienen desde todas partes de nuestra Andalucia, de España e incluso desde fuera.

   ¡¡VIVA LA VIRGEN DEL ROCÍO!!